Adultos mayores sedentarios tienen más riesgo de demencia. Poca actividad física puede disminuir las ventajas genéticas frente a la neurodegeneración.
La lotería genética puede sentirse como injusta, pero poniéndonos cínicos diríamos “es lo que hay”. Algunas personas nacen con una predisposición genética a padecer alzhéimer. En algunos casos más que predisposición es imposición: una mutación de forma prácticamente inevitable hará aparecer la enfermedad en tu vida. Afortunadamente estos casos son los menos.
Pero hay ocasiones en que esa predisposición solo implica más riesgo de padecer la enfermedad. Puede que sí o puede que no. De estos factores el más conocido es el alelo APOE4, que no solo representa un mayor riesgo de padecer alzhéimer, sino otras enfermedades neurodegenerativas como la demencia con cuerpos de Lewy o la demencia asociada a la enfermedad de Parkinson.
Todos tenemos dos genes APOE heredados de nuestros padres, y el riesgo de padecer la enfermedad depende de la variante del gen heredada. Si es el APOE4, el riesgo es entre tres y cuatro veces mayor que el de una persona que es no portadora.
Si nos dieran a elegir, ¿elegirías ser portador del APOE4? Pregunta tonta, ya lo sabemos, pero es que más o menos es eso lo que hacemos cuando no llevamos una vida físicamente activa. El sedentarismo hace que las personas no portadoras del APOE4 en realidad tengan un riesgo de demencia semejante a los portadores. A esta conclusión llegó un grupo de investigadores de la universidad canadiense de McMaster. Sus resultados se publicaron recientemente en la revista Journal of Alzheimer’s Disease.
LAS PERSONAS SEDENTARIAS TIENEN MÁS RIESGO DE DEMENCIA.
En la investigación se estudió retrospectivamente los datos recogidos durante 5 años a 1646 adultos mayores en 10 provincias canadienses. Se analizó la relación entre el alelo APOE4, el ejercicio físico y el riesgo de demencia.
El análisis estadístico reveló que el sedentarismo moderaba la diferencia del riesgo de demencia que había entre los portadores del APOE4 y los no portadores. La investigación, además, encontró que entre las personas sin riesgo genético conocido, una menor actividad física se correlacionaba con un riesgo de demencia mayor.
Centrando el análisis solo entre el grupo de portadores del APOE4, los investigadores no encontraron que la actividad física marcara una gran diferencia en el riesgo de demencia. Para una de las autoras del estudio, la profesora Jennifer Heisz:
El mensaje importante aquí es que el estar inactivo puede negar completamente los efectos protectores de un conjunto de genes saludables.
Otra de las firmantes de la publicación, Barbara Fenesi, reconoce que aún hay mucho por investigar en relación al riesgo de demencia y la actividad física, por ejemplo, ¿qué tipo de ejercicio prescribir?
Aunque muchas dudas esperan por respuesta, lo que sí parece dejar poco lugar a interrogantes es que la actividad física es uno de los factores de riesgo modificables más importante para la demencia, en especial la provocada por enfermedad de Alzheimer.
Referencias
Fenesi, B., Fang, H., Kovacevic, A., Oremus, M., Raina, P., & Heisz, J. (2016). Physical exercise moderates the relationship of Apolipoprotein E (APOE) Genotype and dementia risk: A population-based study. Journal of Alzheimer’s disease : JAD. Retrieved from https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/27911292
McMaster University (2017). Couch potatoes face same chance of dementia as those with genetic risk factors: Research. Science Daily. Disponible en https://www.sciencedaily.com/releases/2017/01/170110103318.htm